Mujer, madera, cuerda, pala y memoria
(Dedicado a mi abuela; a todas las mujeres que han pasado por mi vida)
(Dedicado a mi abuela; a todas las mujeres que han pasado por mi vida)

Todo empezó en una primavera vacía de sonidos que hicieran estallar mis sentidos como los capullos de cualquier flor en esa estación. Ese día la inspiración y las musas no llegaban a ser ni un recuerdo, y por más que miraba a mi alrededor no veía nada infinito y evocador, y pensé, ¿quizá no estoy mirando bien? Y así era, ojos y oídos abducidos por un falso sonido, que viene y se va, que tiene fin, que existe condicionado por su natural y atractivo egoismo.
Entonces es cuando una coje lo que tiene más cerca lo aprieta y chilla. En ese momento lo que tenía a mano, era una guitarra deshuesada, magullada y algo marginada por mis ánhelos más absurdos. No pude resistirme emular el canto de Sibila, aunque me costó, lo logré.Ese momento hizo que en mi cabeza explotara un nombre, Hildegarda. ¿Pero quién era Hildegarda? Como siempre la canalla de mi memoría fallaba en lo esencial y sólo sabía recordar espejismos inciertos. Continué aporreando y chillando con mi compañera de madera, hasta que con alevosía y paciencia, en mi cabeza retumbo la abadesa de Bigen y su música.Recordé aquella cinta, aquel himno de secuencias litúrgicas que había escuchado hacía ya algún tiempo gracias a la maessa occitana , como al Cello que se hinchaba entre sus piernas y que siempre, con suma facilidad, despertaba mi voyeurismo y el de mis compañer@s. Luego pensé, que suerte tuve al tropezar con esta preciosidad y también que buen azar le acompañó a Hildegarda, ya que sobrevivir por aquella época al juicio masculino bajo el nombre de una mujer era algo, abocado al fracaso; por eso, parece que la mayoría de las mujeres músicas o no se animaban a componer y si lo hacían las vetaban.
Continuaba tensando y flagelando con más inri a la que mantenía entre mis brazos. El viaje hacía atrás proseguía como las ensoñaciones con otras mujeres, todas ellas sustituidas por los azares más comunes. El siguiente pasaje onírico salto en un sólo parpadeo y la compositora vienesa Alma María Mahler tomo forma, lo que impulsivamente me llevo a pensar en Nannerl Mozart y su fracaso que no fue un hecho aislado.Alhambra comenzó a gemir y no del placer que le suelen procurar mis dedos en cada cita, y sí por el sino de “Nana”. Ella también destacó como niña "prodigia", y quizá no debía de tener menos cualidades artísticas que su célebre hermano, pero a él lo educaron y lo prepararon para que triunfara; ella, el andropocentrismo y la impotencia hizo que perdiera la cabeza -como tantas otras-.
La excavación , éste hurgar en nuestra identidad histórica me hacía sentir como Plinio el Viejo quien elogió a muchas mujeres de su tiempo.
Lo que hizo sugerirme un nombre bastante desconocido para mi: Hipatia, sus matemáticas y su astronomía. Una tarea pendiente y que por mi mediocridad en esa ciencia, probablemente continuará siéndolo. Físicamente, mis dedos raudos aporreaban con alevosía y la necesaria precisión, las cuerdas oxidadas más los trastes que bailaban dentro de mi mano. En el penúltimo acorde sentí un cosquilleo insoportable por la zona de la nuca. Justo, al acercar uno de mis dedos a la zona irritada resurgió un nombre familiar, como cuando se aprieta un interruptor en busca de luz, así llegó a mi nuca María Moliner.
Ese picor insoportable, quizá tan sólo se debiera a la impotencia de estas ensoñaciones que sólo son placenteras si los rostros de esas mujeres iban acompañados de una historia completa, desarrollada. María Moliner sólo me producía un ansía extrema por conocer su sino, sus logros, su lucha. Pero a veces, los deseos no van acorde , con la sucia realidad, y este caso es un ejemplo. Varios jarrones de agua fría se vertieron sobre mí, al descubrir que su vida fue tan imposible como las de otras , incluso estando en un sistema político más abierto, aún así, su sino corrió la misma suerte que las de más solera.
Alhambra, pedía descanso, aunque mis dedos seguían impacientes, alterados y con la misma pretensión, urgar. En otro parpadeo, pasaron fugazmente fotogramas de infinidad de mujeres: Selva, Khalo, Izquierdo, Pecairagues, de la Guerre, Fanny, Wieck, Farrnc-Dumont, Boulanger, Modotti..... y en mi nuca se repetían más y más nombres que fuí incapaz de asimilar, pero están ahí. Existen.
Nota: Esto surgió desde la incertidumbre, desde la identidad confusa, desde la rabia más profunda, intríseca, caótica y sobre todo, desde el desconocimiento y lo que conlleva. Me salió así, no lo he retocado, aunque sé que para nada es perfecto y cojea por muchos sitios.
2007
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